Intentar dar respuesta a la pregunta de cómo ser buen periodista es, sin duda, una tarea complicada. Esta profesión se ha desviado de su rumbo y, en muchos momentos, ha perdido el norte y ya no sabe dónde va. No seré yo quien venga a dar a nadie lecciones de periodismo, pero hay 3 claves que seguro nos podrían hacer a todos mejores profesionales.
Hace ya algunos años (bastantes) que hice mi último examen en la universidad para conseguir que me dijeran aquello de «ahora ya eres periodista». Después de cinco duros (e increíbles) años no me quedaba demasiado claro cómo desarrollar esa profesión tan denostada. Tenía a mis espaldas un montón de asignaturas aprobadas, una serie de directrices genéricas… Pero, ¿cómo podía ser buena periodista? ¿Cómo conseguir esa diferenciación?
Fue en la primera semana de carrera cuando nos dijeron a una clase de 100 ilusionados futuros profesionales: «más del 50% de vosotros no trabajará como periodista». What? Así, en frío y sin avisar. Pero, con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que aquel profesor tenía mucha razón. Aunque me hizo perder cierta fe. Sin embargo, 5 años después, en el último cuatrimestre del último año de la licenciatura, otro profesor (de radio) me dio eso que me hacía falta para salir y comerme el mundo: CONFIANZA.
¿Cómo lograr ser buen periodista?
Ha pasado mucho desde aquello. Mi camino no ha sido fácil. Quizás no haya logrado todos los objetivos que tenía… pero puedo decir tranquila que no me arrepiento de mis pasos. Volvería a recorrer el trayecto. ¿Sabes por qué? Porque he intentado dejar lo mejor de mí en cada sitio por el que he pasado. Así he aprendido a tener mi propia marca personal e intentar ser buena periodista. Y cuando hablo de ser buena, no me refiero a ser la próxima en ganar un premio. Ni tampoco a que lo que yo digo o escribo sea tomado como la palabra de Dios (o de quién quiera que sea quien controla esto). No hablo de fama. Hablo de no defraudar. ¿Todos los que ejercen la profesión pueden decirlo? Ateniéndome a lo que cada día veo, no.
Somos muchos periodistas los que estamos en paro. Son muchos los que trabajan como periodistas cuando en realidad no lo son. Son muchos los que con su trabajo avergüenzan al resto de la profesión. Son muchos los que con su trabajo dignifican la profesión. Pero… ¿cuáles son las claves para ser un buen periodista? ¿Escribir bien? ¿Tener buena presencia? En un oficio tan puro como el de informar, las claves son mucho más simples y la vez mucho más complejas. Por eso, aquí quise dejar clara la declaración de intenciones de esta periodista indeseable. Y ahora quiero darte unas recomendaciones que yo intento cumplir.

1. Sé sincero contigo mismo
Será mucho más fácil ser sincero con tus lectores, oyentes, espectadores… si eres sincero contigo mismo. Sé perfectamente que esto puede parecerte un tópico o una fórmula que a veces no puedes ajustar al día a día, pero funciona. Yo he trabajado en sitios muy diversos: prensa, radio, televisión, comunicación corporativa, web… y puedo decir que nunca me he fallado a mí misma.
Nunca he pretendido engañar a nadie con mis palabras. Dejando a un lado mi etapa más seria que, curiosamente, fue cuando era becaria, mi trayectoria siempre ha estado ligada a la televisión y el entretenimiento. Con esto te quiero decir que no he hablado de temas trascendentales, ni de cuestiones de vida o muerte para la personas. No he trabajado como en The Newsroom. Pero aún así, siempre he creído que podía aportar mi granito de arena. He procurado ser honesta y aportar valor. Y fui muy feliz.
No digas lo que no es. No intentes manipular. No mientas si no quieres que te mientan. Parece algo lógico, sencillo… pero si echamos un vistazo a los medios… la realidad habla por sí sola.
2. Cuenta las cosas para que todos te entiendan
Ya sé que si eres periodista probablemente domines la palabra. ¿De qué sirve ser un gran periodista, concienzudo y metódico si cuando vas a trasladar la información a los demás nadie te entiende? Cada medio de comunicación tiene sus propias reglas. No es lo mismo hacer una pieza televisiva, un directo, una conexión radiofónica, un reportaje en profundidad para un diario, un artículo fresquito para una web, una nota de prensa… Cada área requiere su especialización y su trabajo. Sin embargo, todas tienen algo en común: te diriges a personas y, por tal razón, debes intentar que te comprendan. No te líes en frases pomposas y enrevesadas.
Y con esto, no se me entienda mal, no estoy queriendo decir que tu lenguaje sea vulgar o simplista. Como dice mi mejor amigo, «no tengas miedo a utilizar el diccionario». Las palabras están ahí para enriquecernos, aportar valor y matices a nuestro discurso y demostrar cierta capacidad a la hora de desenvolvernos en el maravilloso mundo de la comunicación. Sin embargo, no debes perder la perspectiva, ni tampoco la chispa. Eres un periodista contando una historia y las mejores historias son las que se cuentan desde la naturalidad y la pasión.

3. Une implicación y profesionalidad
Cuando demuestras pasión por lo que haces e implicación con lo que estás desarrollando, el resultado siempre va a ser mejor. En cualquier profesión, cuando intentas poner todo lo que tienes sobre la mesa, tu trabajo tendrá un valor añadido. Si eres buen periodista, la implicación será una de tus máximas, pero la profesionalidad también.
Se comenta mucho hablando de los periodistas de guerra, especialmente los cámaras o fotógrafos, que pierden su humanidad. Cuando miran a través del objetivo se transforman y lo que buscan es captar la mejor instantánea. Y lo peor es que se les critica por ello. Yo no defiendo a quienes crean artificialmente situaciones para lograr tener imágenes de premio. Sí defiendo a quienes han logrado emocionarnos al dejar al lado sus sentimientos y contarnos una historia. No puedo imaginarme lo duro que debe ser. Un ejemplo cercano lo tenemos en el instante en el que el embajador de Rusia en Turquía fue asesinado. Los cámaras y fotógrafos allí presentes llevaron al extremo su profesionalidad. Aquí un análisis de Anthony Coyle sobre las fotografías.
Caminos divergentes
Sin embargo, dejando a un lado este nivel de exigencia de este tipo de periodismo, se puede lograr implicación y profesionalidad en otras áreas más livianas. Muchas veces los caminos son divergentes. ¿Por qué? Porque a veces los periodistas pierden la perspectiva y se convierten en meros altavoces propagandísticos. Ya sea de un producto, de un medio de comunicación, de una empresa, de una campaña… Se implican al máximo, pero no son profesionales.
Otras, los periodistas hacen su trabajo con pulcritud, sin excederse y sin alterar la información en ningún sentido. Sin embargo, no nos llegan. No tienen alma. Pierden la pasión, la implicación a pesar de su profesionalidad. Por eso, parece simple, pero no lo es, encontrar el equilibrio perfecto entre ambas cualidades. Cuando lo logres te darás cuenta de que estás en el camino correcto.
¿Podré hacerlo?
Como ves, todos estos consejos para ser buen periodista parecen sencillos de aplicar. Pero estoy segura de que, más de un día y más de dos, te costará mucho cumplir las tres premisas para alcanzar la meta del buen periodismo. A mí me ha pasado. Intenta no desviarte mucho. Yo, por el momento, voy agarrando el volante con fuerza para no salirme del camino. ¿Podré hacerlo? Al menos, lo que sí podré es intentarlo y poner todo de mí para que así sea. ¿Estás dispuesto a hacer lo mismo?
Pingback: itemprop="name">¿Facebook ayudará a que el periodismo vuelva a servir para algo? | Esther Pizarro