Carta abierta de una periodista a 2017
Joanna Kosinska

Carta abierta de una periodista a 2017

Aquí estamos, a solo un día de que este año llegue a su final. Y es momento de recapitular, pero también de pedir. Por eso, hoy quiero escribir esta carta abierta de una periodista a 2017. Y es que hay mucho que se puede mejorar en estos próximos doce meses que tenemos por delante. Una nueva oportunidad para que cuando pasen 365 días y echemos la vista atrás, no nos muramos de vergüenza.


Querido 2017,

Me pongo en contacto contigo porque sé que estás a punto de llegar a nuestras vidas. Me gustaría, antes de que llegue ese momento, dejar algunas cosas claras para que no haya malentendidos. Porque, créeme, 2016 no ha entendido nada de nada. Más bien ha convertido a este mundo en un lugar menos agradable para vivir. Seguro que tú lo puedes hacer mejor. El listón está muy bajo.

Supongo que habrás recibido muchas cartas como esta. Todos tenemos nuestras propias peticiones y todos queremos que las cosas vayan bien. Y no creas que yo no. Pero te escribo, esta vez, en nombre de un colectivo que está atravesando una gran crisis. Y no solo laboral. No es que me crea con derecho de hablar en nombre de todos los que formamos parte. Por eso, te escribo esta carta abierta de una periodista, para que todo el que quiera pueda firmar abajo como suya.

Son muchos los años que lleva el periodismo entre las profesiones peor valoradas en nuestro país. ¿Por qué? Quizás nos lo hemos ganado a pulso. La falta de ética para mí es el mayor de los problemas. Los periodistas, que al final acaban defraudando, se han (o nos hemos) convertido en meros altavoces de lo que otros quieren que contemos. La rapidez con la que tienes que lanzar las noticias hace que se pierdan por el camino ciertos valores que antes se tenían en otro tipo de medios, como la prensa. Eso ya no existe. Ni siquiera «son los padres».

El proceso de transformación digital nos ha pillado a contrapié. Y no solo porque la mayoría ha sido incapaz de adaptarse al nuevo modelo negocio, sino porque se han perdido cualidades como la calidad y la honradez. Sé que lo que te pido no es fácil 2017, pero ¿podrías devolvérnoslas? No sé exactamente quién de los anteriores se la llevó. A lo mejor fue 2014 o 2015. O a lo mejor se ha llevado un poco cada uno. Si solo puedes traer una, mejor la honradez.

Menos paro en periodismo, por favor

Sé que nosotros hacemos muchas cosas mal. Pero también sé que a los periodistas se nos trata muy mal. Cada vez nos dejan hacer menos preguntas. Cada vez todo está más medido. Hay menos margen para la improvisación. Menos capacidad para sorprender. En un mundo que presume de almas libres, pocos periodistas pueden salirse del corsé.

Y afortunados ellos. Porque hay quienes ni siquiera pueden trabajar como periodistas, por mucho que trabajen su marca personal. Es una profesión con la que el paro se ha cebado especialmente. Y si tienes ese espíritu clásico de periodismo, probablemente sea casi imposible trabajar. Ahora hay que reconvertirse. Adaptarse a la era digital. Saber un poco de todo. Y sobre todo poner un «manager» detrás de tus logros. Ya sea precedido de community, de social media, de ejecutivo de cuentas… Nada de un boli y una libreta. Eso es para románticos. Aunque he de decir que yo todavía los uso.

Es cierto que, según el último informe de la Asociación de la Prensa de Madrid, ha caído el paro entre los periodistas. Pero solo con mirar a algunos de mis mejores amigos sin trabajo, a los que además admiro como profesionales, se me cae el alma a los pies. Y yo también estoy en casa. Y así hasta 7.890 profesionales. Por eso sé que aún se puede hacer más. Aún se puede mejorar enormemente el dato y, sobre todo, las condiciones laborales. Un arte como es el de contar historias debería estar mejor valorado. Sobre todo porque, aunque algunos no lo crean, no todo el mundo puede ser periodista. Algunos lo parecen. Otros lo intentan. Pero, ni mucho menos, todos los que presumen de serlo lo son.

Como ves, 2017, no te estoy pidiendo nada descabellado en esta carta abierta. Además, he empezado por asumir nuestros propios errores. Los que día a día cometemos los periodistas. Espero que puedas ayudarme con esto que te demando. En cualquier caso, lo único que sí te ruego es que nos ayudes a no empeorar más. Y te lo pido con total sinceridad, porque lo mío es vocacional. Es pasión. Es ilusión. Es entusiasmo. Es emoción. Es adoración. ¿Es ingenuidad? Seguramente sí. Aún así, te escribo por si acaso. Por si hay algo que esté en tu mano para ayudarnos a los de nuestra especie, a los periodistas de corazón.

Muchas gracias por dedicarme unos minutos,

Sinceramente tuya,

Una periodista indeseable

Esta entrada tiene un comentario

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.